La Cruz, una cruda realidad
Según la real academia española, la definición de cruz es:
(Del latín crux crucis)
1. f.
Figura formada por dos líneas que se atraviesan o cortan perpendicularmente.
2. f.
Patíbulo formado por un madero hincado verticalmente y atravesado en su parte
superior por otro más corto, en los cuales se clavaban o sujetaban las manos y
pies de los condenados a este suplicio.
3. f.
Imagen o figura de este suplicio.
4. f.
Insignia y señal de cristiano, en memoria de haber padecido en ella Jesucristo.
5. f.
Distintivo de muchas órdenes religiosas, militares y civiles, más o menos
parecido a una cruz.
No se considerarán las
definiciones innecesarias para los propósitos del presente estudio. Se dará
énfasis a la segunda definición citada, al madero utilizado para la forma de
ejecución llamada crucifixión.
El uso de la cruz
como forma de ejecución se remonta al siglo VI AC en Asiria, donde los
persas del imperio aquémenida consideraban sagrados el fuego y la tierra; por
lo que suspender al reo ejecutado desde postes era la forma más apropiada de
disponer de sus restos. Alejandro Magno (Rey de Macedonia desde 336 AC) copió
este sistema y lo introdujo en los países del este del Mediterráneo en el siglo
IV AC; mientras que los fenicios (o cananeos) lo introdujeron al pueblo romano
en el siglo III AC durante las guerras púnicas (serie de tres guerras que
enfrentaron entre los años 264 a. C. y 146 a. C. a las dos principales
potencias del Mediterráneo occidental de la época: Roma y Cartago).
En los tiempos
modernos se conocen casos de crucifixión como castigo no letal y como pena de
muerte. La sesión de la comisión sobre los derechos humanos de la ONU
(Organización de Naciones Unidas), notificó varios casos de crucifixión de sacerdotes cristianos en
Sudán, donde el código penal incluye
como pena de muerte la crucifixión. Para el año 2002, el número de ejecutados por
este método en este país fue de 88 personas. En Yemen se establece la crucifixión
no letal de los criminales, aunque este castigo aparentemente también está
reservado para aquellos condenados a muerte.
Existen distintas formas de crucifixión:
Cruxcomissa: Esta cruz
también se conoce como "commissa" "decussata", "Tau" o de “San Antonio”.
Se dice que fue la cruz utilizada para la crucifixión de Jesucristo pues, según
las fuentes griegas y latinas, ésta era la forma más común y acostumbrada de
crucifixión en el imperio romano. Además, porque su diseño permitía colocarle
un aditamento con el letrero del cargo o aumentar el ángulo de los brazos para
dejar un espacio sobre la cabeza, sin necesidad de bajar el travesaño.
CruxImmissa: Ésta es la cruz utilizada
normalmente para representarla fe cristiana. Este tipo de cruz es el aceptado
por la fe seguidora de Cristo, debido a
que en el evangelio de Mateo se menciona que el letrero de “Rey de los judíos”
fue puesto por encima de la cabeza de Jesús, y ninguna de las otras formas de
crucifixión facilitarían dicha ubicación.
Existen otros dos tipos de cruces, la crux simplex que consiste en
un poste vertical sin travesaño y es la utilizada por los testigos de
Jehová para describir la crucifixión; y la
crux infelix que consta de un árbol ya establecido al cual sólo se le
adjunta un travesaño para la ejecución del juzgado. Este último diseño se
empleaba pues los árboles frutales utilizados en la época para construir el
madero en forma de cruz eran escasos y muy costosos.
(Crux
simplex) (Cruxinfelix)
Juicio, Pasión y Crucifixión de Cristo
Jesús, descendiente de David por parte de su madre María,
según Lucas (Lucas 1:4), y por parte
de su padre José, según Mateo(Mateo 1:
1-16), (Si bien Jesús no era hijo biológico de José, éste se hizo
responsable de él, por lo que su genealogía también fue considerada como parte
de la de Jesús, ya que la genealogía del
padre era de suma importancia para el pueblo judío)vino a la tierra cumpliendo
al pie de la letra cada una de las profecías dichas sobre el Mesías esperado.
Juicio
El motivo de su
crucifixión se debió a que el pueblo judío no aceptaba su pensamiento y no creía
que fuera el mesías esperado por ellos. Sin embargo, ésta no fue la razón por
la cual Jesús fue capturado. Los juicios que él tuvo que sobrellevar fueron
seis, tres de índole religioso y tres ante la corte romana. En un inicio, Jesús
fue llevado ante Ananiás, Caifás y la asamblea de los líderes religiosos
llamada Sanedrín (Juan 18:19-24; Mateo
26:57). Después de esto, fue llevado ante el gobernador romano Pilatos (Juan 18:23), luego fue enviado a
Herodes (Lucas 23:7) y, por último,
fue llevado nuevamente a Pilatos (Lucas
23:11-12), quien finalmente lo sentenció a morir.
Ante Ananías,
Caifás y la asamblea de los líderes religiosos, Jesús fue acusado de blasfemia
por afirmar ser el hijo de Dios y el Mesías en el juicio (la piel de Jesús ya
estaba débil por la hematidrosis y fue maltratado y se burlaban de el ¨ Mateo 26: 84-68¨ y aunque los
evangelios no lo resaltan en Isaias vemos que su barba fue arrancada ¨Isaias 50:6¨).
Los juicios ante Pilatos
no fueron por esta causa, Él fue acusado de incitar a la gente a una revuelta,
prohibiéndole al pueblo pagar impuestos, y clamando ser un rey. Pilatos no
encontró razón para matar a Jesús, así que lo envió a Herodes (Lucas 23:7). Herodes ridiculizó a
Jesús, pero queriendo evitar la responsabilidad política, lo envió de regreso a
Pilatos (Lucas 23:11-12). Este era
el último juicio, por lo que Pilatos mandó azotar a Jesús, tratando de aplacar
la animosidad de los judíos. La flagelación judía era un castigo terrible y
posiblemente consistía de 39 latigazos. En un esfuerzo final por soltar a
Jesús, Pilatos ofreció que el prisionero Barrabás fuera crucificado y Jesús
liberado, pero fue en vano. La turba gritó que Barrabás fuera liberado y Jesús
crucificado. Pilatos les concedió su demanda y les entregó a Jesús (Lucas 23:25). Los juicios de Jesús
representan la máxima mofa de la justicia. Jesús, el hombre más inocente en la
historial del mundo, fue encontrado culpable de crímenes y sentenciado a morir
por crucifixión.
Pasión
Los rigores del
ministerio de Jesús (esto es, sus viajes a pie a través de la Palestina)
habrían excluido cualquier enfermedad física de importancia o una constitución
débil. En este sentido, es razonable suponer que Jesús gozaba de buen estado de
salud antes de su caminata a Getsemaní. Sin embargo, durante las 12 horas entre
las 9 pm del jueves y las 9 am del viernes, El sufrió una enorme tensión
emocional y castigos físicos (luego del
primer juicio judío). Además de esto, en el escenario de una noche traumática y
desvelada, El había sido obligado a caminar más de 4 kilómetros de uno a otro local donde se celebraron los juicios.
Estos factores físicos y emocionales podrían haber dejado a Jesús
particularmente vulnerable a los efectos adversos y hemodinámicos (Dinámica de
la sangre en el interior de las estructuras sanguíneas) de la flagelación.
Las flagelaciones romanas eran conocidas por ser
terriblemente brutales. Generalmente consistían de treinta y nueve latigazos.
El soldado usaba un látigo con tiras de cuero trenzado y bolas de metal
entretejidas. Cuando el látigo golpeaba la carne, esas bolas provocaban
moretones o contusiones, las cuales se abrían con los demás golpes. El látigo
también tenía pedazos de hueso afilados, los cuales cortaban la carne
severamente.
En los casos mas extremos, estudios médicos afirman que
este tipo de desgarre en la espalda en ocasiones quedaba tan desgarrada que la
espina dorsal, las venas a veces quedaba expuesta debido a los cortes tan
profundos mientras los mismos musculos, tendones y entrañas eran abiertos y
expuestos. Los latigazos iban desde los hombros pasando por la espalda, hasta
las piernas. Mientras continuaba la flagelación, las laceraciones rasgaban
hasta los músculos y producían jirones temblorosos de carne sangrante. Las
venas de la víctima quedaban al descubierto y los mismos músculos, tendones y
las entrañas quedaban abiertos y expuestos.
La víctima podía experimentar un dolor tan grande que le
llevase a una conmoción hipovolémica. “Hipo” significa bajo, "vol."
se refiere a volumen y "émica" significa sangre. Como consecuencia de
una conmoción hipovolémica la
persona sufre, por la pérdida de una gran cantidad de sangre, los siguientes
cuatro efectos:
1.
El corazón se acelera para tratar de bombear sangre que
no existe.
2.
Baja la presión sanguínea, lo que provoca un desmayo o
colapso.
3.
Los riñones dejan de producir orina para mantener el
volumen restante.
4.
La persona comienza a sentirse sedienta porque el
cuerpo ansía fluidos para reponer el volumen de sangre perdido.
Luego de eso pusieron sobre su
carne expuesta un manto y en su cabeza una corona de espinas para burlarse de
el y golpearlo (Mateo 27: 26-30 y Juan 19:1-3) al golpearlo en la cabeza
provocaban que las espinas se incrustaran aun mas en su cráneo, luego el manto
le es quitado y es llevado para ser crucificado (Mateo 27: 31) La tunica interior estaba pegada a las llagas, debido a la sangre
coagulada. Por lo tanto, el dolor tuvo que ser atroz. Cada hilo pegado a la
superficie desnuda, al ser arrancado, arrastra consigo una de las innumerables
terminaciones nerviosas puestas al descubierto con la llaga. Estos millares de
choques dolorosos se suman y multiplican, aumentando cada uno en consecuencia
la sensibilidad del sistema nervioso y eso provocaría la continuación o inicio
nuevamente de la hemorragia
Todo esto ocurrió antes de la crucifixión, cuando Pilatos
para calmar al pueblo judío envió a Jesús para que fuera castigado con látigo;
sin embargo, tanto era el odio de este pueblo que no fue suficiente, y querían
la ejecución de Jesús.
Se
acostumbraba obligar al hombre condenado a cargar su propia cruz desde el poste
de flagelación al lugar de la crucifixión fuera de los muros de la ciudad.
Éste, usualmente iba desnudo, a menos que fuera prohibido por las costumbres
locales. Debido a que la cruz pesaba más de 300 libras (136 kilos), solo se llevaba el travesaño (Llamado también
Patíbulum). El patíbulum, que pesaba entre 75
y 125 libras (34 a 57 kilos), era colocado sobre la nuca de la víctima y se
balanceaba sobre sus dos hombros. Usualmente se ataban los brazos extendidos al
travesaño. La procesión al lugar de la crucifixión era precedida por una
guardia romana completa, comandada por un centurión. Uno de los soldados
cargaba un letrero (titulus) en el cual se exhibía el nombre y el crimen del
condenado. Más adelante el titulus sería colocado sobre la cruz. El guardia
romana no dejaría a la víctima hasta estar seguro de su muerte. El caso de
Jesús no fue la excepción.
Crucifixión
Restos
arqueológicos de un cuerpo crucificado, encontrados en un osario cerca de
Jerusalén y fechados para el tiempo de Cristo, indican que los clavos eran
pinchos de hierro de punta agudizada de aproximadamente
5 a 7 pulgadas (13 a 18 centímetros) de longitud con sección cuadrada de 3/8 pulgadas (1 centímetro). Más aun,
los descubrimientos de osarios y el Sudario de Turín han documentado que
comúnmente los clavos atravesaban las muñecas en vez de las palmas de las
manos. El clavo atravesaba el nervio mediano, el principal nervio que sale de la mano, el cual quedaba
triturado por el clavo que lo martillaba. Este dolor es similar al que uno
siente cuando se golpea accidentalmente el codo a nivel del nervio llamado
cúbito, pero ahora imagine tomar un par de pinzas y presionar hasta triturar
ese nervio, ese dolor es similar al que Jesús experimentó. Al romperse este nervio Jesús, por tener sus
muñecas clavadas, fue obligando a forzar
todos los músculos de su espalda para poder respirar.
Luego de fijar
los brazos al travesaño, el patíbulum y la víctima eran levantados juntos al
estípite. En una cruz bajita, cuatro soldados podían lograr esto con relativa
facilidad. Sin embargo, en una cruz alta, los soldados utilizaban ganchos de
madera o escaleras. A seguidas de esto, los pies eran fijados a la cruz por
medio de clavos o sogas. Los descubrimientos de osarios y el Sudario de Turín
sugieren que el clavado era la práctica preferida por los romanos. A pesar de
que los pies podían ser fijados a los lados del estípite o al descanso de
madera (suppedaneum), usualmente eran clavados en el lado frontal. Para lograr
esto, habría sido necesario flexionar las rodillas, y las piernas dobladas
podían ser rotadas lateralmente.
Cuando se
completaba el clavado, el títulus era fijado a la cruz, por clavos o cordones,
sobre la cabeza de la víctima. Los
soldados y los espectadores a menudo hacían burla y escarnio al condenado; y
los soldados acostumbraban dividirse las
ropas de éste entre sí. El lapso de supervivencia generalmente fluctuaba desde
tres a cuatro horas, y parecía inversamente
proporcional a la severidad del flagelo. Sin embargo, aun cuando la flagelación
pudiera haber sido leve, los soldados romanos podían apresurar la muerte al
partirle las piernas debajo de las rodillas (crurifragium o skelokopia).
Era común
que insectos se apozaran y se metieran dentro de las heridas abiertas o los
ojos, oídos y nariz de la víctima moribunda, y que las aves de rapiña desgarrarían
las carnes en esos lugares. Más aun, era costumbre dejar los cadáveres colgados
de la cruz para ser devorados por animales salvajes. Sin embargo, según la ley
romana, la familia del condenado podía tomar el cuerpo para ser enterrado,
luego de obtener permiso del juez romano.
Como no se suponía que nadie sobreviviría la crucifixión,
el cuerpo no era entregado a la familia hasta que los soldados romanos
estuvieran seguros de que la víctima estaba muerta. Se acostumbraba que uno de
los guardas romanos clavara el cuerpo con una espada o lanza. Tradicionalmente
esto se había considerado como una herida de lanza al corazón a través del lado
derecho del pecho -una herida fatal enseñada a la mayoría de los soldados. El
Sudario de Turín documenta esta forma de herida. Más aun, la lanza estándar de
infantería, de unos 5 a 6 pies (1.5 a
1.8 Mts) de longitud, podía fácilmente alcanzar el pecho de un hombre
crucificado en la acostumbrada cruz baja.
La muerte de Jesús
fue todavía peor que la crucifixión común. No a todos los criminales condenados
los clavaban a la cruz. Muchos eran amarrados. A Jesús lo acostaron y clavaron
sus manos en posición abierta en el madero horizontal. Esta viga se llamaba
Patíbulum y en ese momento estaba separado el madero vertical, que estaba
clavado al suelo de forma permanente.
El efecto principal de la crucifixión, aparte del tremendo
dolor, era la marcada interferencia con la respiración normal, particularmente
con la exhalación. El peso del cuerpo, jalado hacia abajo por los brazos y
hombros extendidos, tendía a fijar los músculos intercostales en un estado de
inhalación y por consiguiente afectando la exhalación pasiva. De esta manera,
la exhalación era primariamente diafragmática, y la respiración muy leve. Es
probable que esta forma de respiración no fuera suficiente y que pronto se
produjera la hipercapnia (Trastorno que consiste en el aumento de la presión
parcial del dióxido de carbono (CO2) en la sangre arterial, por sobre el límite
superior normal de 45 mm de mercurio.). El desarrollo de calambres musculares o
contracciones tetánicas, debido a la fatiga y la hipercapnia, afectarían aún
más la respiración. Una exhalación adecuada requería que se incorporara el
cuerpo empujándolo hacia arriba con los pies y flexionando los codos y
aductando los hombros. Sin embargo, esta maniobra colocaría el peso total del
cuerpo en los tarsales y causaría tremendo dolor. Más aun, la flexión de los
codos causaría rotación en las muñecas en torno a los clavos de hierro, y
provocaría enorme dolor a través de los nervios lacerados. El levantar el
cuerpo rasparía dolorosamente las espaldas contra la cruz. Los calambres
musculares y la parestesia de los brazos abiertos y doblados agregarían al
malestar. Como resultado de esto, cada esfuerzo de respiración se volvería
agonizante y fatigoso, y eventualmente llevarían a la asfixia.
La causa real de muerte por crucifixión
era multifactorial y variaba en cada caso, pero las dos causas más prominentes
eran probablemente el shock hipovolémico y asfixia por agotamiento. Otros
factores contribuyentes incluían la deshidratación, arritmia causada por
tensión, y paro cardíaco causado por congestión con rápida acumulación de
efusiones pericardias o pleurales. La crucifractura (fractura de las piernas debajo de las rodillas), si se
ejecutaba, resultaba en muerte por asfixia en pocos minutos. La muerte por
crucifixión era, en todo el sentido de la palabra, intolerable.
Cerca de las 9
am, luego de la flagelación y el escarnio, los soldados romanos volvieron a
poner las ropas a Jesús y le llevaron a Él y a los dos ladrones para ser
crucificados. Aparentemente Jesús estaba tan debilitado por la flagelación que
no podía cargar el patíbulum desde el pretorio al lugar de la crucifixión, a un tercio de milla (600 a 650 metros)
de distancia. Simón de Cirene fue llamado a cargar la cruz de Cristo, y el
procesional se dirigió al Gólgota (o Calvario), un lugar establecido para
crucifixión.
Una vez
allí, se le removió la ropa a Jesús, con excepción de un taparrabo de lino, de
esta manera reabriéndole las heridas de azote. Luego se le ofreció un trago de
vino mezclado con hiel, pero, luego de probarlo, lo rechazó y no quiso beber.
Finalmente Jesús y los dos ladrones fueron crucificados. A pesar de que se
hacen referencias bíblicas de clavos en las manos, estas no contradicen las
evidencias arqueológicas de heridas de muñecas, ya que los antiguos solían
considerar la muñeca como parte de la mano. El títulus fue colocado sobre la
cabeza de Jesús. No está muy claro si Jesús fue crucificado en una cruz tipo
Tau o en una cruz latina; los descubrimientos arqueológicos favorecen la
última, y la antigua tradición la primera. El hecho de que a Jesús más tarde se
le ofreció un trago de vinagre en una esponja colocada en una vara de una
planta de hisopo (unas 20 pulgadas o 50
cms de largo), sugiere fuertemente
que Jesús fue crucificado en una cruz baja.
Los asistentes
civiles escarnecían a Jesús durante la crucifixión, y los soldados echaron
suertes sobre sus ropas. Cristo habló siete veces desde la cruz. Debido a que
el habla ocurre durante la exhalación, estas frases cortas deben haber sido
particularmente difíciles y dolorosas. A eso de las 3 pm del viernes, Jesús
clamó a gran voz, inclinó la cabeza y murió. Tanto los soldados como los
testigos presentes reconocieron el momento de su muerte.
Como los judíos no querían que los
cuerpos permanecieran en la cruz después del atardecer, el comienzo del día de
reposo, pidieron a Poncio Pilatos que adelantara la muerte de los tres
crucificados. Los soldados quebraron las piernas de los dos ladrones, pero
cuando se acercaron a Jesús y vieron que ya estaba muerto, no le partieron las
piernas. En lugar de esto, uno de los soldados le atravesó el costado,
probablemente con una lanza de infantería, lo cual produjo un flujo repentino
de sangre y agua. Más tarde, ese mismo día, el cuerpo de Jesús fue bajado de la
cruz y colocado en una tumba.
Conclusión
La crucifixión ha sido en la historia
una de las muertes más impactantes, crueles e inhumanas que existen y que
además provoca la burla, humillación y dolor (no solamente físico) de una
persona. Para el pueblo judío pensar en un Mesías que muriera de esta forma era
inaudito, inimaginable e intolerable; ¿como el creador de todo podía estar
siendo clavado en una cruz, y humillado de tal modo?, de ahí gran parte de su
incredibilidad hacia Jesús como el Mesías esperado .No es fácil hablar de una
realidad tan cruda como esta, pero es una realidad que no se puede pintar o
maquillar.
No podemos callar tal evento, no podemos
negar al mundo lo que conocemos y vivimos día tras día, no podemos ser egoístas
respecto al amor de un Dios que se derrama en cada gota de sangre, en cada
azote que desprendía de su cuerpo un pedazo de piel; de un rey que se corona
con espinos, y aun así su misericordia se muestra una vez más al decir ”Perdónalos
porque no saben lo que hacen”. Es imposible callar tal amor.
Juan 3:16
“Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que en él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna.”
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