domingo, 18 de octubre de 2015

La Cruz, una cruda realidad


La Cruz, una cruda realidad 



Según la real academia española, la definición de cruz es:

(Del latín crux crucis)

1.  f. Figura formada por dos líneas que se atraviesan o cortan perpendicularmente.
2.  f. Patíbulo formado por un madero hincado verticalmente y atravesado en su parte superior por otro más corto, en los cuales se clavaban o sujetaban las manos y pies de los condenados a este suplicio.
3.  f. Imagen o figura de este suplicio.
4.  f. Insignia y señal de cristiano, en memoria de haber padecido en ella Jesucristo.
5.  f. Distintivo de muchas órdenes religiosas, militares y civiles, más o menos parecido a una cruz.

No se considerarán las definiciones innecesarias para los propósitos del presente estudio. Se dará énfasis a la segunda definición citada, al madero utilizado para la forma de ejecución llamada crucifixión.

El uso de la cruz  como forma de ejecución se remonta al siglo VI AC en Asiria, donde los persas del imperio aquémenida consideraban sagrados el fuego y la tierra; por lo que suspender al reo ejecutado desde postes era la forma más apropiada de disponer de sus restos. Alejandro Magno (Rey de Macedonia desde 336 AC) copió este sistema y lo introdujo en los países del este del Mediterráneo en el siglo IV AC; mientras que los fenicios (o cananeos) lo introdujeron al pueblo romano en el siglo III AC durante las guerras púnicas (serie de tres guerras que enfrentaron entre los años 264 a. C. y 146 a. C. a las dos principales potencias del Mediterráneo occidental de la época: Roma y Cartago).


     En los tiempos modernos se conocen casos de crucifixión como castigo no letal y como pena de muerte. La sesión de la comisión sobre los derechos humanos de la ONU (Organización de Naciones Unidas), notificó varios casos de  crucifixión de sacerdotes cristianos en Sudán, donde el código penal  incluye como pena de muerte la crucifixión. Para el año 2002, el número de ejecutados por este método en este país fue de 88 personas. En Yemen se establece la crucifixión no letal de los criminales, aunque este castigo aparentemente también está reservado para aquellos condenados a muerte. 




     Existen distintas formas de crucifixión:

Cruxcomissa: Esta cruz también se conoce como "commissa" "decussata", "Tau" o de “San Antonio”. Se dice que fue la cruz utilizada para la crucifixión de Jesucristo pues, según las fuentes griegas y latinas, ésta era la forma más común y acostumbrada de crucifixión en el imperio romano. Además, porque su diseño permitía colocarle un aditamento con el letrero del cargo o aumentar el ángulo de los brazos para dejar un espacio sobre la cabeza, sin necesidad de bajar el travesaño.












CruxImmissa: Ésta es la cruz utilizada normalmente para representarla fe cristiana. Este tipo de cruz es el aceptado por la fe seguidora de Cristo,  debido a que en el evangelio de Mateo se menciona que el letrero de “Rey de los judíos” fue puesto por encima de la cabeza de Jesús, y ninguna de las otras formas de crucifixión facilitarían dicha ubicación.











Existen otros dos tipos de cruces, la crux simplex que consiste en  un poste vertical sin travesaño y es la utilizada por los testigos de Jehová para describir la crucifixión; y la crux infelix que consta de un árbol ya establecido al cual sólo se le adjunta un travesaño para la ejecución del juzgado. Este último diseño se empleaba pues los árboles frutales utilizados en la época para construir el madero en forma de cruz eran escasos y muy costosos.  
      (Crux simplex)                                                                                             (Cruxinfelix)               












Juicio, Pasión y Crucifixión de Cristo

Jesús, descendiente de David por parte de su madre María, según Lucas (Lucas 1:4), y por parte de su padre José, según Mateo(Mateo 1: 1-16), (Si bien Jesús no era hijo biológico de José, éste se hizo responsable de él, por lo que su genealogía también fue considerada como parte de la de Jesús,  ya que la genealogía del padre era de suma importancia para el pueblo judío)vino a la tierra cumpliendo al pie de la letra cada una de las profecías dichas sobre el Mesías esperado.


Juicio


      El motivo de su crucifixión se debió a que el pueblo judío no aceptaba su pensamiento y no creía que fuera el mesías esperado por ellos. Sin embargo, ésta no fue la razón por la cual Jesús fue capturado. Los juicios que él tuvo que sobrellevar fueron seis, tres de índole religioso y tres ante la corte romana. En un inicio, Jesús fue llevado ante Ananiás, Caifás y la asamblea de los líderes religiosos llamada Sanedrín (Juan 18:19-24; Mateo 26:57). Después de esto, fue llevado ante el gobernador romano Pilatos (Juan 18:23), luego fue enviado a Herodes (Lucas 23:7) y, por último, fue llevado nuevamente a Pilatos (Lucas 23:11-12), quien finalmente lo sentenció a morir.


     Ante Ananías, Caifás y la asamblea de los líderes religiosos, Jesús fue acusado de blasfemia por afirmar ser el hijo de Dios y el Mesías en el juicio (la piel de Jesús ya estaba débil por la hematidrosis y fue maltratado y se burlaban de el ¨ Mateo 26: 84-68¨ y aunque los evangelios no lo resaltan en Isaias vemos que su barba fue arrancada ¨Isaias 50:6¨).


Los juicios ante Pilatos no fueron por esta causa, Él fue acusado de incitar a la gente a una revuelta, prohibiéndole al pueblo pagar impuestos, y clamando ser un rey. Pilatos no encontró razón para matar a Jesús, así que lo envió a Herodes (Lucas 23:7). Herodes ridiculizó a Jesús, pero queriendo evitar la responsabilidad política, lo envió de regreso a Pilatos (Lucas 23:11-12). Este era el último juicio, por lo que Pilatos mandó azotar a Jesús, tratando de aplacar la animosidad de los judíos. La flagelación judía era un castigo terrible y posiblemente consistía de 39 latigazos. En un esfuerzo final por soltar a Jesús, Pilatos ofreció que el prisionero Barrabás fuera crucificado y Jesús liberado, pero fue en vano. La turba gritó que Barrabás fuera liberado y Jesús crucificado. Pilatos les concedió su demanda y les entregó a Jesús (Lucas 23:25). Los juicios de Jesús representan la máxima mofa de la justicia. Jesús, el hombre más inocente en la historial del mundo, fue encontrado culpable de crímenes y sentenciado a morir por crucifixión.   



Pasión


      Los rigores del ministerio de Jesús (esto es, sus viajes a pie a través de la Palestina) habrían excluido cualquier enfermedad física de importancia o una constitución débil. En este sentido, es razonable suponer que Jesús gozaba de buen estado de salud antes de su caminata a Getsemaní. Sin embargo, durante las 12 horas entre las 9 pm del jueves y las 9 am del viernes, El sufrió una enorme tensión emocional y  castigos físicos (luego del primer juicio judío). Además de esto, en el escenario de una noche traumática y desvelada, El había sido obligado a caminar más de 4 kilómetros de uno a otro local donde se celebraron los juicios. Estos factores físicos y emocionales podrían haber dejado a Jesús particularmente vulnerable a los efectos adversos y hemodinámicos (Dinámica de la sangre en el interior de las estructuras sanguíneas) de la flagelación.




Las flagelaciones romanas eran conocidas por ser terriblemente brutales. Generalmente consistían de treinta y nueve latigazos. El soldado usaba un látigo con tiras de cuero trenzado y bolas de metal entretejidas. Cuando el látigo golpeaba la carne, esas bolas provocaban moretones o contusiones, las cuales se abrían con los demás golpes. El látigo también tenía pedazos de hueso afilados, los cuales cortaban la carne severamente.

En los casos mas extremos, estudios médicos afirman que este tipo de desgarre en la espalda en ocasiones quedaba tan desgarrada que la espina dorsal, las venas a veces quedaba expuesta debido a los cortes tan profundos mientras los mismos musculos, tendones y entrañas eran abiertos y expuestos. Los latigazos iban desde los hombros pasando por la espalda, hasta las piernas. Mientras continuaba la flagelación, las laceraciones rasgaban hasta los músculos y producían jirones temblorosos de carne sangrante. Las venas de la víctima quedaban al descubierto y los mismos músculos, tendones y las entrañas quedaban abiertos y expuestos.

La víctima podía experimentar un dolor tan grande que le llevase a una conmoción hipovolémica. “Hipo” significa bajo, "vol." se refiere a volumen y "émica" significa sangre. Como consecuencia de una        conmoción hipovolémica la persona sufre, por la pérdida de una gran cantidad de sangre, los siguientes cuatro efectos:
1.       El corazón se acelera para tratar de bombear sangre que no existe.
2.       Baja la presión sanguínea, lo que provoca un desmayo o colapso.
3.       Los riñones dejan de producir orina para mantener el volumen restante.
4.       La persona comienza a sentirse sedienta porque el cuerpo ansía fluidos para reponer el volumen de sangre perdido.


Luego de eso pusieron sobre su carne expuesta un manto y en su cabeza una corona de espinas para burlarse de el y  golpearlo (Mateo 27: 26-30 y Juan 19:1-3) al golpearlo en la cabeza provocaban que las espinas se incrustaran aun mas en su cráneo, luego el manto le es quitado y es llevado para ser crucificado (Mateo 27: 31)  La tunica interior estaba pegada a las llagas, debido a la sangre coagulada. Por lo tanto, el dolor tuvo que ser atroz. Cada hilo pegado a la superficie desnuda, al ser arrancado, arrastra consigo una de las innumerables terminaciones nerviosas puestas al descubierto con la llaga. Estos millares de choques dolorosos se suman y multiplican, aumentando cada uno en consecuencia la sensibilidad del sistema nervioso y eso provocaría la continuación o inicio nuevamente de la hemorragia

Todo esto ocurrió antes de la crucifixión, cuando Pilatos para calmar al pueblo judío envió a Jesús para que fuera castigado con látigo; sin embargo, tanto era el odio de este pueblo que no fue suficiente, y querían la ejecución de Jesús.


       Se acostumbraba obligar al hombre condenado a cargar su propia cruz desde el poste de flagelación al lugar de la crucifixión fuera de los muros de la ciudad. Éste, usualmente iba desnudo, a menos que fuera prohibido por las costumbres locales. Debido a que la cruz pesaba más de 300 libras (136 kilos), solo se llevaba el travesaño (Llamado también Patíbulum). El patíbulum, que pesaba entre 75 y 125 libras (34 a 57 kilos), era colocado sobre la nuca de la víctima y se balanceaba sobre sus dos hombros. Usualmente se ataban los brazos extendidos al travesaño. La procesión al lugar de la crucifixión era precedida por una guardia romana completa, comandada por un centurión. Uno de los soldados cargaba un letrero (titulus) en el cual se exhibía el nombre y el crimen del condenado. Más adelante el titulus sería colocado sobre la cruz. El guardia romana no dejaría a la víctima hasta estar seguro de su muerte. El caso de Jesús no fue la excepción. 




Crucifixión

      Restos arqueológicos de un cuerpo crucificado, encontrados en un osario cerca de Jerusalén y fechados para el tiempo de Cristo, indican que los clavos eran pinchos de hierro de punta agudizada de aproximadamente 5 a 7 pulgadas (13 a 18 centímetros) de longitud con sección cuadrada de 3/8 pulgadas (1 centímetro). Más aun, los descubrimientos de osarios y el Sudario de Turín han documentado que comúnmente los clavos atravesaban las muñecas en vez de las palmas de las manos. El clavo atravesaba el nervio mediano, el principal nervio  que sale de la mano, el cual quedaba triturado por el clavo que lo martillaba. Este dolor es similar al que uno siente cuando se golpea accidentalmente el codo a nivel del nervio llamado cúbito, pero ahora imagine tomar un par de pinzas y presionar hasta triturar ese nervio, ese dolor es similar al que Jesús experimentó.  Al romperse este nervio Jesús, por tener sus muñecas clavadas, fue  obligando a forzar todos los músculos de su espalda para poder respirar.


     Luego de fijar los brazos al travesaño, el patíbulum y la víctima eran levantados juntos al estípite. En una cruz bajita, cuatro soldados podían lograr esto con relativa facilidad. Sin embargo, en una cruz alta, los soldados utilizaban ganchos de madera o escaleras. A seguidas de esto, los pies eran fijados a la cruz por medio de clavos o sogas. Los descubrimientos de osarios y el Sudario de Turín sugieren que el clavado era la práctica preferida por los romanos. A pesar de que los pies podían ser fijados a los lados del estípite o al descanso de madera (suppedaneum), usualmente eran clavados en el lado frontal. Para lograr esto, habría sido necesario flexionar las rodillas, y las piernas dobladas podían ser rotadas lateralmente.

       Cuando se completaba el clavado, el títulus era fijado a la cruz, por clavos o cordones, sobre  la cabeza de la víctima. Los soldados y los espectadores a menudo hacían burla y escarnio al condenado; y los soldados acostumbraban  dividirse las ropas de éste entre sí. El lapso de supervivencia generalmente fluctuaba desde tres a cuatro horas, y parecía inversamente proporcional a la severidad del flagelo. Sin embargo, aun cuando la flagelación pudiera haber sido leve, los soldados romanos podían apresurar la muerte al partirle las piernas debajo de las rodillas (crurifragium o skelokopia).




Era común que insectos se apozaran y se metieran dentro de las heridas abiertas o los ojos, oídos y nariz de la víctima moribunda, y que las aves de rapiña desgarrarían las carnes en esos lugares. Más aun, era costumbre dejar los cadáveres colgados de la cruz para ser devorados por animales salvajes. Sin embargo, según la ley romana, la familia del condenado podía tomar el cuerpo para ser enterrado, luego de obtener permiso del juez romano.

Como no se suponía que nadie sobreviviría la crucifixión, el cuerpo no era entregado a la familia hasta que los soldados romanos estuvieran seguros de que la víctima estaba muerta. Se acostumbraba que uno de los guardas romanos clavara el cuerpo con una espada o lanza. Tradicionalmente esto se había considerado como una herida de lanza al corazón a través del lado derecho del pecho -una herida fatal enseñada a la mayoría de los soldados. El Sudario de Turín documenta esta forma de herida. Más aun, la lanza estándar de infantería, de unos 5 a 6 pies (1.5 a 1.8 Mts) de longitud, podía fácilmente alcanzar el pecho de un hombre crucificado en la acostumbrada cruz baja.

 La muerte de Jesús fue todavía peor que la crucifixión común. No a todos los criminales condenados los clavaban a la cruz. Muchos eran amarrados. A Jesús lo acostaron y clavaron sus manos en posición abierta en el madero horizontal. Esta viga se llamaba Patíbulum y en ese momento estaba separado el madero vertical, que estaba clavado al suelo de forma permanente.  


El efecto principal de la crucifixión, aparte del tremendo dolor, era la marcada interferencia con la respiración normal, particularmente con la exhalación. El peso del cuerpo, jalado hacia abajo por los brazos y hombros extendidos, tendía a fijar los músculos intercostales en un estado de inhalación y por consiguiente afectando la exhalación pasiva. De esta manera, la exhalación era primariamente diafragmática, y la respiración muy leve. Es probable que esta forma de respiración no fuera suficiente y que pronto se produjera la hipercapnia (Trastorno que consiste en el aumento de la presión parcial del dióxido de carbono (CO2) en la sangre arterial, por sobre el límite superior normal de 45 mm de mercurio.). El desarrollo de calambres musculares o contracciones tetánicas, debido a la fatiga y la hipercapnia, afectarían aún más la respiración. Una exhalación adecuada requería que se incorporara el cuerpo empujándolo hacia arriba con los pies y flexionando los codos y aductando los hombros. Sin embargo, esta maniobra colocaría el peso total del cuerpo en los tarsales y causaría tremendo dolor. Más aun, la flexión de los codos causaría rotación en las muñecas en torno a los clavos de hierro, y provocaría enorme dolor a través de los nervios lacerados. El levantar el cuerpo rasparía dolorosamente las espaldas contra la cruz. Los calambres musculares y la parestesia de los brazos abiertos y doblados agregarían al malestar. Como resultado de esto, cada esfuerzo de respiración se volvería agonizante y fatigoso, y eventualmente llevarían a la asfixia.

La causa real de muerte por crucifixión era multifactorial y variaba en cada caso, pero las dos causas más prominentes eran probablemente el shock hipovolémico y asfixia por agotamiento. Otros factores contribuyentes incluían la deshidratación, arritmia causada por tensión, y paro cardíaco causado por congestión con rápida acumulación de efusiones pericardias o pleurales. La crucifractura (fractura de  las piernas debajo de las rodillas), si se ejecutaba, resultaba en muerte por asfixia en pocos minutos. La muerte por crucifixión era, en todo el sentido de la palabra, intolerable.

       Cerca de las 9 am, luego de la flagelación y el escarnio, los soldados romanos volvieron a poner las ropas a Jesús y le llevaron a Él y a los dos ladrones para ser crucificados. Aparentemente Jesús estaba tan debilitado por la flagelación que no podía cargar el patíbulum desde el pretorio al lugar de la crucifixión, a un tercio de milla (600 a 650 metros) de distancia. Simón de Cirene fue llamado a cargar la cruz de Cristo, y el procesional se dirigió al Gólgota (o Calvario), un lugar establecido para crucifixión.


         Una vez allí, se le removió la ropa a Jesús, con excepción de un taparrabo de lino, de esta manera reabriéndole las heridas de azote. Luego se le ofreció un trago de vino mezclado con hiel, pero, luego de probarlo, lo rechazó y no quiso beber. Finalmente Jesús y los dos ladrones fueron crucificados. A pesar de que se hacen referencias bíblicas de clavos en las manos, estas no contradicen las evidencias arqueológicas de heridas de muñecas, ya que los antiguos solían considerar la muñeca como parte de la mano. El títulus fue colocado sobre la cabeza de Jesús. No está muy claro si Jesús fue crucificado en una cruz tipo Tau o en una cruz latina; los descubrimientos arqueológicos favorecen la última, y la antigua tradición la primera. El hecho de que a Jesús más tarde se le ofreció un trago de vinagre en una esponja colocada en una vara de una planta de hisopo (unas 20 pulgadas o 50 cms de largo),  sugiere fuertemente que Jesús fue crucificado en una cruz baja.

       Los asistentes civiles escarnecían a Jesús durante la crucifixión, y los soldados echaron suertes sobre sus ropas. Cristo habló siete veces desde la cruz. Debido a que el habla ocurre durante la exhalación, estas frases cortas deben haber sido particularmente difíciles y dolorosas. A eso de las 3 pm del viernes, Jesús clamó a gran voz, inclinó la cabeza y murió. Tanto los soldados como los testigos presentes reconocieron el momento de su muerte.

Como los judíos no querían que los cuerpos permanecieran en la cruz después del atardecer, el comienzo del día de reposo, pidieron a Poncio Pilatos que adelantara la muerte de los tres crucificados. Los soldados quebraron las piernas de los dos ladrones, pero cuando se acercaron a Jesús y vieron que ya estaba muerto, no le partieron las piernas. En lugar de esto, uno de los soldados le atravesó el costado, probablemente con una lanza de infantería, lo cual produjo un flujo repentino de sangre y agua. Más tarde, ese mismo día, el cuerpo de Jesús fue bajado de la cruz y colocado en una tumba.





Conclusión


        La crucifixión ha sido en la historia una de las muertes más impactantes, crueles e inhumanas que existen y que además provoca la burla, humillación y dolor (no solamente físico) de una persona. Para el pueblo judío pensar en un Mesías que muriera de esta forma era inaudito, inimaginable e intolerable; ¿como el creador de todo podía estar siendo clavado en una cruz, y humillado de tal modo?, de ahí gran parte de su incredibilidad hacia Jesús como el Mesías esperado .No es fácil hablar de una realidad tan cruda como esta, pero es una realidad que no se puede pintar o maquillar. 


      No podemos callar tal evento, no podemos negar al mundo lo que conocemos y vivimos día tras día, no podemos ser egoístas respecto al amor de un Dios que se derrama en cada gota de sangre, en cada azote que desprendía de su cuerpo un pedazo de piel; de un rey que se corona con espinos, y aun así su misericordia se muestra una vez más al decir ”Perdónalos porque no saben lo que hacen”. Es imposible callar tal amor. 

Juan 3:16


Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

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